martes, 14 de marzo de 2017

El personaje que inventó un personaje: mi doble descubrimiento

Ocurrió en Residencia de quemados, novela narrada por mi pseudónimo Elena Hierro Guerrero. Ella fue además mi personaje principal: una mujer resentida con la psicología, y con un carácter especial.   Primero me metí en su cabeza, para lo que tuve que inventar sus ideaspalabras, y junto a estas, esas maneras tan peculiares de ver el mundo. Después, ella ya podía crear a Ruta,  a la que vistió con un montón de ideas descabelladas, con ese carácter indómito, que no deja de hablar de sí misma, y con ese logos añejo-nuevo, con ese idioma necesario para narrar su historia, la de la princesa de los arcanitas. 


Las maneras de Ruta son expresadas con el idioma de la fantasía, y con esas formas un tanto inactuales y agresivas, de su mundo de destierro e imperios, preñado de emociones.
Ambos personajes, Elena y Ruta, sólo pueden comprenderse por sus ideas palabras, por sus maneras y hechos, y con ello hice que mi responsabilidad quedase subrogada.
Una fantasía creó la otra fantasía: cuando un personaje inventado, de su recién nacida cabeza, inventa otro.


2 comentarios:

  1. Me parece un recurso literario excepcional para el escritor: un personaje inventa otro personaje. Lo que quisiera saber es si realmente piensas que te hubiera sido imposible crear Ruta si previamente no hubieses concebido a Elena Hierrro Guerrero o si por el contrario Ruta hubiera podido tener un nacimiento independiente de Elena. ¿Ya las concebiste juntas o fue un hallazgo a posteriori? También me gustaría comentarte que veo en tu trilogía un recurso recurrente, un libro dentro de la novela. En "El fósil vivo" es el Sacrotocho, en "La venganza del objeto" es el devocionario y en "Residencia de quemados" es el Relato Total, ¿por qué esta presencia de un libro regulativo en todas tus novelas?

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  2. Muchas gracias por tu comentario, el cual me parece de lo más acertado.
    Para crear a Ruta tuve que inventar primero mi narrador-personaje Elena. Una vez me metí en su cabeza, un tanto estrafalaria, ya podía entonces Ruta hacer lo que quisiera, sin chocarle a nadie.
    No me parece posible inventar un personaje tan excéntrico, y al mismo tiempo, tan bien construido, sin imaginar antes a alguien que pueda comprenderlo, para así, hablar luego de él.
    Lo del libro dentro del libro ha sido por mi vocación binaria: una buena descripción siempre merece estar dentro de un pensamiento más elevado. La literatura en mí tiene un componente filosófico, como podrás ver.

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