jueves, 6 de diciembre de 2018

Tomoko. La fuerza de una idea como artefacto: la `penelopez´.

Cuando nos invade una espera continuada, a la que llamo `penelopez´, la pasión al no llevarse a término se coagula. 
La `penelopez´ es la espera sin fecha, la continuada esperanza de cualquier persona que ve cómo la felicidad se le resiste; es la esperanza involuntaria, quiero llamarla involuntaria porque nadie tiene la intención de provocar ese sentimiento tan dañino. A ellos dedico mi novela Tomoko, a esos seres de la espera sin fecha:

Para los Penélopes involuntarios 
"(...) Y nos hicimos Penélopes, que se separan sin razón, como si le debiésemos algo al Humano Drama"

Estos sentimientos  de insatisfacción perenne pude introducirlos en mi personaje Tomoko, por lo que puedo decir que forman el andamiaje ideológico semi-oculto en mi novela. Podríamos decir que la pasión coagulada sería el efecto que provoca la `penelopez´, el efecto que nos arrastra al desenlace último de dicho proceso sentimental.
Tanto la `penelopez´ como la pasión coagulada son conceptos muy configurativos en Tomoko, ideas insonoras que en mi novela  contienen toda la fuerza intacta, como la de todos los amores a los que les cuesta llegar a término. Ambos conceptos, por ser tan poderosos, han sido un referente en obras literarias y películas; por poner un ejemplo, Edith Wharton en su magnífica novela La Edad de la Inocencia los maneja constantemente, aunque no les ponga dicho nombre. Son ideas recurrentes, diría incluso, que están en el meollo de muchos argumentos.
La pasión coagulada que más bien parece una dolencia médica       -a todos nos da miedo un coágulo-, y que en realidad, es el aviso intuitivo que cualquier personaje puede padecer por verse en un proceso de espera infinita. Cualquiera puede trasformarse en un/a Penélope involuntario/a. 
Creo que lo he conseguido: debido a la fuerza explicativa que contiene la pasión coagulada, esta se comporta como una metáfora.¿O es que alguien puede creer que algo tan sentimental como la pasión puede espesarse hasta convertirse en un esputo o coágulo?

3 comentarios:

  1. Me parece totalmente acertado y bello el concepto de "penelopez". Al que tu añades la sutileza de "involuntaria". Ser una Penélope y, además, involuntaria, es un añadido más doloroso. Estoy leyendo tu novela "Tomoko" y creo que ya veo perfectamente porqué utilizas este concepto. La fuerza de esta idea te llevó a la pasión coagulada, según dices; ahora bien, me gustaría saber si la idea marca todo el sentir de la novela y de sus personajes o fue algo a posteriori, es decir, a medida que iba evolucionando la novela la idea cobró fuerza. ¿Los artefactos constructores pueden cobrar fuerza para el escritor uan vez que ya han empezado a escribir su novela?

    ResponderEliminar
  2. Gracias nuevamente por tus palabras, por la sutileza de tu comentario.
    Y sí, la fuerza de la idea se hizo poderosa según la novela evolucionaba, aunque no concebí la idea a posteriori.
    Los artefactos constructores, en mi caso, nunca son previos a la narración. No puedo encontrarlos después; ya sabes cómo escribo y lo que necesito para completar mis novelas: antes de acabarlas tengo que haberlas terminado en la mente.
    Muchas gracias otra vez.

    ResponderEliminar