lunes, 1 de abril de 2019

Diálogo entre artes: la pintura habla con la literatura. Cómo la pintura retuerce el argumento o visualiza una escena, incluso motiva al autor, le provoca, le da la fuerza.

Un lector desconocido y anónimo, de esos que siempre quieren saber más, me preguntó un día si mis novelas tenían alguna relación con la pintura, ya que le parecía que mi forma de narrar era muy pictórica, muy visual. En esta entrada le voy a contestar.
Pero antes me gustaría poner otro ejemplo de la interdisciplinariedad de las artes; la música, sin ir más lejos, afecta de diferente manera al autor y al receptor. Mi novela El Fósil vivo se escribió escuchando La mujer sin sombra de Strauss, una ópera que no imagino cómo a un posible lector le podría inspirar. 

 Fuente: youtube

Para responder a mi lector desconocido se me ocurren tres ejemplos de cómo la pintura influyó en mis novelas:

1. El primero fue el que tuvo una repercusión más evidente en una de mis novelas, El fósil vivo: ocurrió en el museo del Prado donde me tropecé con La fragua de Vulcano de Velázquez, y tenía tanta fuerza que forzó mi imaginación obligándola a recrear una escena. El dios Apolo irrumpe en la fragua para desvelar un secreto a Vulcano, lo que inspiró mi imaginación, y Ausonio (mi Apolo), mi personaje favorito, hizo un encargo a los trabajadores semidesnudos de la fragua. Ausonio, sólo precisaba una camiseta negra como añadido al dios Apolo. Podría catalogarse esta aportación pictórica como a priori al ser previa a la experiencia de la escritura: el cuadro le dictó a mi imaginación toda una escena. 



2. En la misma novela no hacía más que imaginar a los bichanclos obsesionados con una playa, esa en la que estaban dispuestos a abrasarse, lo que no era más que una parodia de los bañistas, siempre tan `austeros´ a la hora de cumplir sus tradiciones, como la de tostarse con quemaduras muy severas. Como explicaré, en este caso la colaboración de la pintura me vino a posteriori, para reforzar e ilustrar la imagen que yo había tenido previamente. Ocurrió una mañana, en una pequeña tienda de arte me tropecé con  dos cuadros de la pintora Ana Canal. Hasta que no encontré esas imágenes de bichanclos al sol, muy acordes con ese acontecimiento tan aparentemente `cotidiano´, no pude mostrar lo que mi imaginación había parido.  Las fotos de las pinturas las colgué adrede con poca nitidez, para que se pareciese a la imaginación, siempre un tanto borrosa. Pero son un par de cuadros tan emotivos y realistas que no pude menos que hacerlos míos, por lo menos su foto. 






3. Si los dos primeros ejemplos tienen que ver con el contenido de las novelas, el tercero sólo inspiró mi motivación para escribir Residencia de quemados. Me di de bruces con el cuadro de Andrew Wyeth Christina´s World en el Moma de New York: la muchacha del cuadro inspiraba el duelo, la sensación espeluznante, el desasosiego de Clara, mi terapeuta que trata a mis quemados, de tal manera que motivó mi narración, dio credibilidad a mis personajes y ordenó mis experiencias sobre la psicología, incluso fue su obsesión la que tiró de mi lengua, como ya aludí en otra entrada en este blog. 



By http://www.moma.org/collection/object.php?object_id=78455, Fair use, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=8005786

Los tres ejemplos refuerzan el diálogo de la pintura con la literatura y atañen, sobretodo, al autor, siendo pinturas que apoyan, o mejor aún, que apuntalan su imaginación. 









2 comentarios:

  1. Alfredo me ha encantado tu entrada. La relación entre las diferentes artes es un tema que me toca muy de cerca. Me gustaría preguntarte dos cosas en relación a tu obra. En primer lugar, después de haber leído "Residencia de quemados" me gustaría saber algo más sobre el desasosiego que te produjo el cuadro de Wyeth. Y que según explicas está relacionado con Clara. Por otra parte, comienzas la entrada con un tema muy sugerente: la relación entre el escritor y la música. En este caso, parece que una ópera influyó en tu obra. ¿Es siempre así? ¿Y crees que el lector tiene en su mente una musicalidad cuando lee una novela? Porque es evidente que el lector sí tiene imágenes al leer, pero ¿relaciona la lectura con una música?

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  2. Gracias Elena por tu acertado comentario.
    Empezando por el final, sí, cuando empiezo una novela antes decido la música que pondré para todos sus capítulos, aunque esto suponga a veces un suplicio para mi acompañante que debe soportar la repetición de la misma música hasta que se acaba la novela. Respecto al lector no sé si relaciona o no la música con mis lecturas, ni si las imágenes que le evocan mis libros son las mismas que a mí se me ocurren. Seguro que en ocasiones hay empatía.
    La primera demanda que me haces es muy interesante y me da mucho que hablar. El cuadro de Wyeth es magnífico y me fue muy sugerente, no sólo por la imagen femenina del cuadro, que me hizo sentir ese desasosiego de Clara, que parece arrastrarse por el suelo, con un gesto muy inquietante, sobretodo pensando en los problemas psicológicos de la protagonista Clara. Mi psicóloga que trata a mis quemados de forma insistente y muy profesional. Es muy sugerente la distancia aparentemente insalvable entre mi protagonista y la casa, ese campo abierto repleto de hierba casi seca y sin segar. ¿Quién no podría encontrar el parecido entre la casa del cuadro tan desvencijada y mi Residencia de quemados? Aún hoy me produce respingo psicológico ver el cuadro.

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