sábado, 14 de diciembre de 2019

La Decencia como belleza soñada o imaginada

Como era difícil tropezarse con la Decencia, yo no paraba de soñar con Ella, y no cesaba de provocar arrebato a mi imaginación: por el día y por la noche necesité hablar de Ella, y eso trasformó la Decencia en personaje de novela, no, ¿qué digo?... en mucho más, en la motivación para escribir una novela: El fósil vivo
Cada uno puede imaginarse la Decencia como quiera, pero yo, para describirla necesité de una anécdota -la del hombre obsesionado con la cátedra tantas veces denegada, lo que le frustró hasta la parodia-; Modesto Bauer le puse por nombre e inventé la historia de su triste existencia en nuestro mundo, la repercusión de su obra, una fantástica posteridad materializada en una generación de superdotados seguidores, incluso, me vino a la mente una sociedad presa en su memoria, los bauritas que le adoran como su buen maestro. 
No encontrará el lector muchas descripciones de Bauer, de su aspecto físico -cada cual que lo imagine como quiera-, pero sí cuento cómo vivía, las pesadumbres de su triste vida, las hambres acumuladas por ser tan decente... Parece que al final empleó su tiempo en pensar sobre la existencia, algo que no le quitaba la gana, menos aún a sus churumbeles. 

El fósil vivo, 2ª ed., p. 194



El fósil vivo, 2ª ed., p. 269

Para distraer ese feroz apetito no paró de escribir libros, todos inéditos, como ya se puede uno imaginar, porque la sociedad en la que vivía no precisaba de su mente enferma de decencia.
El Primer Decente tiene una ingente obra que yo le adjudiqué. Esos títulos de libros inéditos son los que a todos nos gustaría escribir. No sólo inventé un personaje, don Modesto Bauer, la decencia en persona, además, le adjudiqué toda una obra. Para poder hacer eso precisé, antes, inventar todo un aparato cognitivo que fuese a su medida. 

El fósil vivo, 2ª ed., p. 268

Pardialez -mi personaje de paja- será su máximo y único forofo.
El Primer Decente don Modesto Bauer es el culpable, el personaje por el que escribí El fósil vivo, él fue el motivo principal, todo lo demás no fue más que un rodeo. Mi imaginación no paraba de darle vueltas a la malograda inteligencia de Bauer. El pobre don Modesto lo pagó con una indigencia social muy estricta.

2 comentarios:

  1. Leyendo tu novela, me doy cuenta de la profundidad, complejidad e ironía que tiene el personaje, Bauer, en quien personificas la Decencia. Además, no sé si estarás de acuerdo pero también va cargado de cierta tristeza que contagia a sus seguidores y lectores. Por todo ello, por la riqueza de ese personaje no sé si alguna vez se te habrá pasado por la cabeza usarlo de pseudónimo y escribir "sus obras" con esos títulos tan sugerentes: "Ascomundi", "El cronicón de los marcopoleros" o "Tiempos de projimar", ¿has pensado en ello alguna vez?

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  2. Muchas gracias Elena por la finura de tu comentario.
    Sí, Modesto Bauer va cargadito de amargura, como todo caballero de la triste figura; yo quería que esa amargura la trasladase a los lectores, para lo cual estos debían ser como tú, en lo sensible.
    Respecto a lo de usar el seudónimo de Bauer no creas que no me tienta, pero me debo a mi historia, y sería muy "exagerado", utilizarle para mi beneficio; además, pienso que las obras imaginarias sólo pueden ser utilizadas por el personaje imaginario.

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