miércoles, 16 de enero de 2019

"Hacer planes para morir resultó ser la mejor manera de vivir". El suicidio permanente, el taller de escritura de Charles, la trinchera de todo escritor. La novela circular

Mi personaje en Tomoko, Charles Sánchezlan, tras sufrir un accidente casi mortal -que para algunos parecía un primer suicidio-, quedó tan maltrecho que los doctores le daban pocas probabilidades de sobrevivir, entonces inventó la manera de vivir los últimos instantes de su vida; se le ocurrió el suicidio como ansia de vida: morir bien para autoafirmarse. Y así es como le cogió el gusto "al arte de morir", por lo que su muerte se le hacía crónica y tenía que tratar con las secuelas constantes de su extraño accidente. En ese estado, lejos de amilanarse,  definió un lugar o mirador:
"Pedestal desde el que mirar, una experiencia atroz, una circunstancia hipereducativa, un alto privilegiado que, por supuesto, nadie querría, un acantilado, un altar a la mayor adversidad, una plataforma, un observatorio sin igual [...]". 
Tal era la situación en la que se encontraba mi personaje. Se le ocurre un nuevo logro, extraído de la más tremenda adversidad. Lo expresa de esta manera en el capítulo La trinchera de Charles:  
"Mis capacidades cognitivas se habían forjado en dicho rigor, había constituido sin quererlo el mejor taller de escritura, para que esa histórica e insoluble discordia entre las palabras y las cosas se apaciguase de una vez por todas". 
Al ser el mundo tan oscuro y complejo como triste, es fácil que esa lóbrega atmósfera nos inste a cometer en él empresas inmorales. Por eso, para escapar de dicho riesgo inventé el taller de escritura, o mejor, lo  inventó Charles. El taller se parece a mi utopía literaria, es el podio desde el que mirar el mundo, o lo que es igual,  el  lugar exclusivo  desde el que hacer cosas por él. En el taller de escritura puede el escritor ejercer su único poder, lo cual, pese a parecer escaso, es mucho.
Mi personaje Charles precisaba su podio, su trinchera, ese lugar privilegiado desde el que mirar el mundo. Al ser Charles escritor se rodeó de libros de diferentes disciplinas -filosofía, literatura, historia- y estableció su trinchera en su casa, tenía un tiempo limitado para vivirla con una idea fija, la del suicidio permanente, la muerte perpetua: "hacer planes para morir resultó ser la mejor manera de vivir".



Estudiando constantemente en dicha trinchera fantástica, enfermo y maltrecho -hasta con lesiones medulares, que hoy todavía no son curables-, consigue inventarse un género, la novela circular, que no es otra cosa que darle vueltas y más vueltas a su mejor novela. Con este halllazgo -con su recién inventado género-  pretendía "recuperar al lector medio, los otros se sienten demasiado excepcionales, por una cosa o su contrario, tienen demasiados remilgos, por exceso o por defecto". Quiero decir que da por perdidos al lector estirado y al torpe, o lo que es lo mismo, al lector que sólo lee literatura específica de otras disciplinas, al adicto a lecturas especializadas y también al lector que no lee o lee poco.
Así explica Tomokito lo de la novela circular en el capítulo XI de mi novela, dictando una lista de títulos, algunos absurdos: 
"Mi padre inventó un género [...] Todas sus obras dan vueltas y vueltas a Silvestre y Tomoko, con ellos, una y otra vez, agotando todas las posibilidades [...] Silvestre ama locamente a Tomoko, Tomoko se casa con Sato, Tomoko se casa con Sato y se hace amante de Matsumoto, Tomoko se casa con Silvestre y se hace amante de Sato y Matsumoto a la vez, Tomoko se suicida, Silvestre se suicida, todos se suicidan, Silvestre se instala en Japón como intelectual (esta se tomó como una comedia, lógicamente), Tomoko se va a España (concretamente a Alicante) y pierde toda su elegancia y se hace chabacana [...]".
En la novela Tomoko necesité imaginar mi utopía literaria, definirla, crear una propuesta para devolver la esperanza al mundo, incluso para resolver sus problemas.

2 comentarios:

  1. Me interesa mucho y me gusta la osadía literaria que el personaje Charles de tu novela representa. Me pregunto por qué una trinchera y un podio son los dos lugares que necesita Charles para ejercer su tarea literaria. Trinchera y podio parecen que se contraponen; la primera está por debajo del suelo y la segunda por encima. ¿Acaso el escritor para su misión necesita tanto protegerse del mundo como atisbar por encima de la realidad? También me gustaría preguntarte cómo desde la profundidad de un personaje como Charles se te ocurrió escribir la historia de un asilvetrado judoca. Me explico, me choca el desnivel entre la cognitividad del escritor y la "brutalidad sentimental" del luchador Silvestre.

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  2. Nuevamente Elena gracias por tu comentario.
    Las circunstancias en las que escribe Charles son las que configuran su escritura, no sin antes, prepararse cognitivamente, aprendizaje parecido a como un luchador aprende sus tácticas y mañas en el combate.
    Trinchera y podio efectivamente parecen repelerse, pero como tu has comentado, la trinchera está enterrada y el podio se encuentra hacia arriba, en una se lucha y se resguarda de los ataques, y en el podio se observan las batallas, enemigos incluidos. Lo has expresado muy bien "...protegerse del mundo... por encima de la realidad".
    El desnivel cognitivo que apuntas era para mí el mayor problema al escribir la novela, y otra vez las técnicas de un luchador y el esfuerzo que todo deportista precisa para su éxito, son los necesarios para que un aprendiz a escritor, como se presenta Charles, pueda incluso inventar un género.

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