domingo, 9 de febrero de 2014

Ontologia de lujo, ontología coherente

Considero la ontología de una obra literaria como el mundo que queda reflejado en esa novela. Mundo poblado no sólo de objetos y seres sino también de ideas. Podemos medir la profundidad de un texto analizando la ontología que porta su narrador y las ideas que se destilan del contenido. Con ello no quiero decir que la narrativa moderna carezca de ontología. Abogo por una narración sólo sofisticada en sus maneras, es decir, que disponga de una profundidad un tanto oculta: la ontología ni puede ser de lujo (como rebozado entre el narrador superdotado o experto en historia del arte), ni todo lo contrario, un narrador chapuzas sin capacidad para valorar. Sólo es preciso una ontología coherente que haga las delicias del lector.

4 comentarios:

  1. Me gusta tu propuesta de una ontología en la novela actual. Siempre he pensado que incluso las novelas que se consideran postmodernas portan una ontología. A lo mejor se la podría tildar de "ontología débil", pero ninguna obra literaria puede escapar a las garras de un mundo poblado de enseres e ideas. Lo que me gustaría saber es si tú consideras que hay más de una ontología en una novela. Es decir, diferentes niveles ontológicos. El narrador puede estar en uno pero los personajes pueden estar en otro. ¿Qué crees al respecto?

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    1. Por supuesto que hay tantas ontologías como personajes. La razón es el concepto de metabolismo ideológico, es decir lo que hace que una novela funcione. Cada personaje se debe a dicho metabolismo y todos necesitan estar bien conectados, como los órganos de un cuerpo vivo. Por último comentarte que el concepto "ontología débil" es impreciso, pues nada hay más poderoso que la debilidad manifiesta, la debilidad como recurso.

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  2. Hablas de narrativa moderna, y yo suelo ser lector de dicha narrativa. Dices que no crees que dicha narrativa carezca de ontología, pero creo que son muchas las obras publicadas que están vacías, huecas (tal vez incluso no deberían ser leídas ya que sí las publican). ¿Es posible que, incluso en estas obras, subyazca una ontología por débil (siguiendo con el término de Elena) que parezca?

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  3. La ontología puede ser fingida, invisible e incluso incoherente, pero ¡existe! en toda obra literaria. En mi opinión, no sólo está en la obra, sino también en cada personaje. Incluso la más provocadora, como la ambigüedad moral, es una posición ideológica, un pedestal desde el cual narrar. Por cierto, en absoluto es débil.

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