viernes, 30 de enero de 2015

Tirar de la lengua a la idea

La fuerza de la nueva novela de ideas consistiría en tirarle de la lengua a la idea "a ver qué pasa". Para ello necesitamos que el pensador-escritor asuma su nueva figura. Evidentemente este tipo de novela no tiene un final claro, pues debe evolucionar.
Parece que eso de tirarle de la lengua a una idea puede contener una paradoja, a saber, que la idea, al ser propiedad del autor, no contiene nada nuevo al concretarse desde los labios de los personajes. Aparentemente siguen siendo las mismas ideas ya que todas están en la cabeza del pensador-escritor. Aunque creo que no es así exactamente, sino que la idea se radicaliza cuando los personajes (inventados por el autor) la dejan moverse por la novela, es decir le tiran también de la lengua. De este modo, la idea forzada parecerá más prolífica, amén de poderosa. Para este menester el estilo de la novela debe no ser nervioso, para que la idea pueda sustanciarse.

5 comentarios:

  1. Me parece muy interesante esta reflexión que haces, pero ¿podrías poner un ejemplo en el que se vea cómo "se tira de la lengua" a la idea? Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta que comprendas mi idea. Te pondré un ejemplo con una idea estructural y otro con una "idea molde".
    El primero. En "El fósil vivo" yo tenía la idea crítica de los peregrinos, y como sabrás fui tirando de ella hasta la hipérbole, hasta que no reirse de ello era casi imposible. Luego, al final, incluso la autora ficticia Elena Hierro Guerrero dice que dicha idea o concepto le pareció excesivo.
    El segundo. Las "ideas molde". Ellas las propone el autor en algo tan configurativo como suele ser el estilo. Asi fue también en "El fósil vivo": la idea que tuve al respecto del mundo fantástico que creé fue la isla de Hostia. De ella, tirandole de la lengua, me surgió hasta un tipo de logos exclusivo, un mundo nuevo en el que tuve que introducir otras ideas, costumbres y formas de ver totalmente novedosas.
    Espero haberte contestado bien.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, Alfredo, por tus ejemplos. Sin duda una vez más me has contestado más que bien. Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Leyendo la entrada y los comentarios me gustaría si es posible, Alfredo, que me respondieras a dos pequeñas cuestiones. Por un lado si ese "tirar de la lengua" a la idea supone una constante apertura de la novela. Es decir, el escritor tiene una idea central que recorrerá su novela pero todo el armazón narrativo se desarrollará a medida que se despliega la idea. Si esto es así, ¿el escritor puede desconocer al inicio de su proceso creativo la totalidad del contenido de su novela e incluso puede la idea en su desarrollo cambiar los planes del autor?

    ResponderEliminar
  5. Querida Elena. Muchas gracias por tu comentario sugerentemente inteligente.
    En primer lugar: por supuesto que toda novela está abierta a la interpretación, y sobre todo al desarrollo que la misma idea puede contener, aunque siempre está obligada al límite que le otorgan, tanto la capacidad de los personajes como la habilidad de los pseudónimos que utiliza el autor.
    En segundo lugar: el límite de toda idea se encuentra en la capacidad que tenga la fantasía utilizada, o también, el rodeo que la ironia usa, además no debes olvidar las capacidades cognitivas del autor.
    La ´idea´puede trascender lo que piensa el autor. También a lo que los personajes expresen. Un saludo

    ResponderEliminar