jueves, 14 de abril de 2016

La búsqueda del lector ideal

La búsqueda del lector ideal es una pretensión que mantiene alerta a cualquier escritor. Parece inusual inventarlo, cuando no lo encuentras. Pero es evidente que se puede inventar empleando diferentes recursos, y con ello conseguir que el lector se trasforme en personaje; se podría por ejemplo, utilizar un lenguaje bien castizo, inventar palabras, y con mayor dificultad, conceptos, y sobretodo, estirar la fantasía, para que al describir la vida del personaje-lector esta tenga sentido.
No llegando a tal extremo, el lector ideal también puede ser la pretensión de un personaje, quien por causas del argumento, no tiene más remedio que buscarlo. Es el caso de La Patro, quien en El fósil vivo, azuzada por su enfermedad mortal, debe escribir la novela más comercial del mundo, instada por su editor. Para ello, tras fabricar "La pregunta exacta", se propone la tarea imposible de encontrar al lector ideal, tarea:  organizar una taxonomía de los cien mil lectores:


"La pregunta exacta, nada más y nada menos. A tal pregunta, matemáticamente insobornable y pura, ningún rupestre hará ascos, y al ser de complexión marmórea transformará al lector, y este, [...] devendrá en lector ideal: lector que lee desde su sillón; lectora que mira de reojo sus joyas [...] lector con picores; lector que ama el melocotón en almíbar [...] Y así hasta cien mil [...] más tarde seguía sin saber cómo detener la imaginación de los lectores por el pordoquier..."
El nuevo lector, el estupendo, debe reírse de lo mismo que nosotros, gozar del mismo sentido del humor, tener los mismos sentimientos.


Poco a poco me fui dando cuenta, de que mi lector ideal era Ausonio: "mi pequeño narrador histriónico que pusiste texto a mis imaginaciones obstinadas, que me encarrilaste entre la belleza del lenguaje y la coladura [... ]¡Gracias!".

4 comentarios:

  1. Después de leer detenidamente tu entrada entiendo que un personaje puede llegar a ser un lector ideal aún cuando están en diferentes esferas. De igual modo se puede concluir que el lector ideal para ti siempre está en consonancia con la ideología del autor por lo que el lector y el lector ideal no siempre son equiparables ¿Son atinadas estas conclusiones?

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    1. Gracias Lago de Como por tu sugerente comentario.
      Estás en lo correcto, el lector, el real, el verdadero, nunca es una figura literaria, es quien da visos de realidad a nuestras novelas con sus ojos y con su mente comprensiva. El lector ideal, por el contrario, sí que es para mí una figura literaria, es un narrador exigente, dentro de mis novelas, es el lector que todo lo comprende, y casi es él mismo quien las escribe. En el caso de "El Fósil vivo" habrás notado que se ve muy claro, es Ausonio, capaz de entender hasta lo más inverosímil, la Fantasía exacta, y el mundo de los Hostiatitas.

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  2. Me gusta pensar que la lista de posibles lectores es tan interminable, que cuando pretendes buscar al "lector ideal" es mejor construirlo e introducirlo como un personaje en la novela que escribes. Me gustaría preguntarte si crees que de igual modo que un escritor puede "fabricar" su lector ideal, también podría introducir como personaje a la figura del escritor, tal vez como "escritor ideal".

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    1. Gracias Elena por tu comentario.
      construir al lector ideal, no sólo sirve para florear una novela, o adornarla o para organizarla: yo lo intenté para que él pudiese comprender mejor lo que yo escribía. El escritor necesita al lector ideal.
      El escritor ideal, en cambio, como personaje, nunca lo he necesitado, aunque me parecería un gran recurso a explotar. Italo Calvino ya utilizó al escritor como figura, como personaje, y lo hizo magistralmente, como siempre, en "Si una noche de invierno un viajero".

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