jueves, 1 de agosto de 2019

Mis hallazgos en "El fósil vivo": tres figuras y ... unos perso...

Deseo explicar cómo se me ocurrieron los tres hallazgos principales con los que compuse El Fósil vivo.
El primero me vino a la cabeza tras dar con mi personaje Don Modesto Bauer; él es mi literato ideal, el personaje en el que se entrecruzan todos los ideales que imaginaba en la literatura. Bauer es mi figura ideal capaz de aunar todo lo que pensaba que debían tener el pensador y el escritor: Don Modesto unió esos términos para siempre, enredado en  la búsqueda de un anhelo, el de hacerse histórico, y que tan bien explica cuando se derrama en su lecho de muerte, junto a su fiel amigo Pardialez. Don Modesto define hasta la saciedad qué es para él escribir, desvelando también cuáles son sus intenciones literarias. En mi entrada anterior ya hice una reflexión acerca de lo que significó para Bauer ser un literato ideal, la frustración, la falta de reconocimiento y el ninguneo que la sociedad le provocó.
De forma parecida, el lector ideal y la narradora ideal son definidos por Elena Hierro Guerrero, el pseudónimo favorito que utilizo en mi novela en los párrafos del epílogo final. Elena encarna en Ausonio el lector ideal y en María del Océano la narradora ideal. 

En este texto aparece la figura de la narradora ideal



Precisaba de una narradora capaz de contarlo todo, que fuera tan comprensiva, tan obsesiva con la perfección, como para tirar de la lengua a mi fósil, a la criatura a la que le ocurrieron los maravillosos hechos que narro. María del Océano será la narradora ideal que no cesa en su empeño: obligar a mi Ausonio a que cuente todo lo que antaño le pasó. María del Océano es la narradora que todo lo entiende, mientras Ausonio se convierte en mi lector ideal, el que todo lo quiere saber. Mi lector ideal, además de querer saberlo todo, inventa conceptos, y a ellos les arrima palabras bellas y difíciles, aunque muy intuitivas para el entendimiento del lector. Siempre las coloqué para que el contexto las explicara. Aún así,  algunos lectores me aconsejaron que escribiera un... ¿cómo diría?... Un diccionario, un a modo de glosario, que explicara conceptos tan novedosos; la segunda edición  de El Fósil vivo lo contiene.
Las tres figuras -el literato ideal, la narradora ideal y el lector ideal- se encuentran dentro de mi carcasa apodada "la fantasía exacta". Carcasa en la que cabría todo lo que llamamos `ideal´: lo más deseado, el ideal es siempre abstracto, pero al mismo tiempo, se nos presenta exacto.





2 comentarios:

  1. Me parece muy buena la caracterización que haces de las tres figuras principales de "El fósil vivo". Me gustaría saber dos cosas, en primer lugar, por qué necesitaste a un pseudónimo, Elena Hierro Guerrero, para definir las figuras del lector ideal y de la narradora ideal. Y, en segundo lugar, tengo curiosidad por saber si la Elena Hierro Guerrero que aparece en "El fósil vivo" guarda alguna relación o guiño con la hermana de Clara que también se llama Elena Hierro Guerrero y que es protagonista de tu novela "Residencia de quemados". Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Gracias Elena por la comprensión de la novela.
    En primer lugar, no es que necesitase un pseudónimo, sino que al inventarlo me sentía más seguro, más protegido, porque quería que mi fantasía fuese exacta, quiero decir total.
    Y en segundo lugar, por supuesto que Elena Hiero Guerrero son la misma en ambas novelas, aunque mi `pseudónima´en "Residencia de quemados" adquiere la categoría de personaje principal, ya que es ella la que inventa el relato de la princesa Ruta, todo para reforzar el carácter de su hermana Clara.

    ResponderEliminar