En toda novela existen cientos de mini-relatos. ¿Cómo se conciben estos? No creo que exista un método del que se pueda decir que sea el correcto. En mi caso todos ellos surgen de las experiencias de la vida real o en activo, y son descritos con nuestros ojos o con los del impertinente narrador elegido en cada novela. No sólo surgen de las experiencias vividas, sino también, y estas son las más valiosas creaciones, de las experiencias imaginadas. Pondré un ejemplo en el que el mini-relato ha sido creado por ambas fantasías:
"El abuelo de este bauerita, de muy joven era luchador, un fortachón que no gozaba todavía de atolón propio. Viajaba de sitio en sitio en rastreo de dicha pendenciera absurdidad" (Pág. 11 El fósil vivo).
Lo de ser luchador evidentemente sale de mi propia experiencia, mientras que lo de que los luchadores aspiren a tener un atolón surge de mi imaginación, y en este caso de la imaginación de Ausonio, mi amado narrador.
Leyendo tu nueva entrada se me ha ocurrido una pregunta. Estoy de acuerdo contigo en que gran parte de la fantasía de los mini-relatos surge de la experiencia del autor. Ahora bien, lo que me pregunto es de dónde emana la fantasía del narrador. Parece evidente que sólo podría nacer del mismo autor. No sé si piensas de este modo. La pregunta podría ser formulada de otra manera: ¿Ausonio, tu personaje central de El Fósil Vivo, posee una fantasía propia diferente a la del autor?
ResponderEliminarEvidentemente Ausonio posee solamente la fantasía que yo le he prestado, pues una y no más existe, aunque sea la madre de todas las fantasías, a saber, la del autor.
ResponderEliminarPero, como siempre hay un pero, cuando se crea un personaje narrador se le inventa una ontología, una sensibilidad, una psicología, es decir, una manera específica de ver el mundo, herramientas con las cuales se dispone a narrar. A Ausonio yo lo vestí con la fantasía que confeccioné para él, y es así como le presté la palabra, que aunque no era sólo mía, como autor soy su único propietario. Esa es la paradoja.
Una vez leída tu entrada he recordado la obra del escritor Jack Kerouak, que habló de sus conciudadanos residentes a las orillas del Merrimac, creo que no fueron conscientes de lo famosos que llegaron a ser y tampoco estaban de acuerdo con la obra del escritor.
ResponderEliminarNo conozco toda la obra de Jack Kerouak, pero creo que he entendido lo que dices y lo voy a relacionar con mi idea de la fantasía: la fantasía es la hermana mayor de la imaginación, y puede ser mentirosa o veraz, pero en ambos casos es fantasía. Luego, al respecto del desacuerdo con el escritor romperé una lanza por la subjetividad, de la cual no podemos desprendernos ni tan siquiera cuando nos empecinamos. Recuerda: todo (según mi opinión) es narratividad subjetiva, sobre todo la Historia. Incluso cuando alguien apela a su contrario, por ejemplo con la pretendida objetividad que da una fotografía, se verá que a lo sumo se acerca a establecer un hecho aislado bajo la censura del encuadre. Jack sólo fue un inmenso novelista que a lo más que aspiraba es a dar rienda suelta a su inusitada fantasía.
ResponderEliminarAgradezco mucho tu comentario y buscaré eso que cuentas de los residentes en el Merrimac.