Antes de que la indecencia estuviese generalizada, o al menos antes de que yo tuviese conciencia de ella, ya había novelado sobre esta, y desde la hipertrofia de su contrario, la extrema decencia.
Sobre el Primer Decente, mi personaje tan querido, ya he escrito en otras entradas anteriores.
El populismo se alimenta de la indecencia, y convierte a los decentes en refugiados morales.
En El fósil vivo inventé desde la fantasía exacta un personaje que definí como escoria. Tufaradez era su nombre, y le increpé en una escena a que se arrepintiera, colocándolo en una columna muy alta, acusado en un juicio ficticio ante una ciudadanía muy sobresalida.
Así se confiesa Tufaradez, mi ficticio indecente, la escoria viva:
"Mi madre me caló primero, pues ella fue testigo de mi precocidad: yo me aguantaba horas y horas para hacerme caca entre pañal y pañal, por muy veloz que ella manipulara lo que yo excretaba (...) Trepé tejemanejoso cual rupestre: pinché ojos ajenos, di coces a extranjeros (...) He propugnado públicamente que los medios se traguen a los fines; he promocionado la prostitución y la zoofília obligatorias; he consumido masivamente (...) y he practicado distanasia con mi suegra... Si hombre sí -le explicaba al incrédulo publico hostiatita-, que después de limpiarle su dinero, la mandé a un geriátrico de la beneficencia (a la mayor distancia: en el quinto pino) a que se pudriera..."
Hasta mi impresentable ficticio indecente muestra un arrepentimiento, no como los indecentes actuales, que ni se arrepienten ni dimiten.
No me extraña que la gente sienta impotencia para actuar contra la indecencia, es una plaga de nuestros tiempos. Ojalá se realizara un "juiciote" real contra los indecentes, aunque pensándolo bien, sería largísimo en el tiempo: los indecentes son más que los "refugiados morales". Me gusta mucho esa equiparación del decente con lo que llamas el "refugiado moral". ¿Podrías explicarlo más o poner un ejemplo? ¿En tus otras novelas sobresale, también, el tema de la indecencia/decencia?
ResponderEliminarGracias Elena por tu sutil comentario.
EliminarPrimero el concepto de refugiado moral parece un contrasentido, y todos conocemos a alguno de esos cerca de nosotros, son seres atípicos, poco usuales y parecen de otro mundo, como caídos de la Luna.
Respecto a la segunda pregunta, te diré que sí: en "La venganza del objeto", por ejemplo, Valiente representa la decencia de hechos, viéndose todos sus avatares vitales desde esa perspectiva, toda su vida es decente. En "Residencia de quemados" (mi próxima novela), también la decencia será un tema recurrente, aunque, en este caso, lo representa Ruta, mi personaje relleno de decencia histórica.